martes, 5 de junio de 2012

¿Qué decir?

Semanas de ausencias que no se pueden justificar de ninguna manera. Y ahora sólo lo hago porque no quede tan extraño conmemorar el aniversario de un blog, que a pesar del estado de abandono en el que le tengo sumido ahora mismo, me ha dado muchísimas cosas... Mucho ánimo, muchísimo desahogo, y grandes tardes de rayadas, recuerdos, y de volcar lo mejor que ha pasado por mi vida en esas fechas en las que valía la pena contarlo todo.

Sin embargo, el abandono no quiere decir que no haya pensado en escribir. Simplemente, no tenía, y creo que aún tampoco tengo, motivos por los que escribir. Con el paso de estos meses he visto cómo iban cayendo los muros que tanto me costó levantar. Cómo mi fuerza de voluntad no tiene nada que hacer contra la providencia, contra una voluntad de Dios que me descoloca...

La Semana Santa supo llenar, pude vivirla con sinceridad y cómo se debe vivir, a pesar de no hacer lo típico. El inconveniente ha sido no saberlo llevar al mundo. Luchar contracorriente por unos sueños a los que debí renunciar antes de que me afectasen tanto. Javier sólo sirvió para eso. Renunciar, como otras tantas veces, a uno de los propósitos más sinceros que me había marcado en mucho tiempo.

Poco queda ya de todo. Centrar la conciencia en lo que tengo que hacer tampoco sirve para que las otras cosas que deberían subir, por equilibrar la balanza, funcionen. Ni siquiera escribir funciona. Desahogar pura y duramente lo que siento, sólo serviría para abrir debates en frentes en los que no vienen al cuento. Pero, aunque me duela expresarme así, mierda hay para sacar prácticamente por todos lados. Y también para arrearme a mí, eso lo aseguro con certeza...

A pesar de todo, estoy seguro de que publicar ahora aquella crónica de la Javierada que está perdida entre apuntes de mates y filosofía, para no decir nada bueno, no merece la pena...

No sé para que servirá esta entrada. Supongo que avivaré esa llama que me impulsó a escribir hace ahora 358 días. En aquel momento, sólo miraba al futuro con las mayores ganas de comerme el mundo. Ahora, sólo lo puedo comparar con los restos de aquellos regalos tan grandes que recibí el verano pasado...

Y si hace unos meses, mientras improvisaba una entrada amarga, la JMJ coloreaba el final de una serie de palabras tristes; hoy me va a tocar contener, a lo bestia, como una bomba, no acabar este extraño retorno de una manera opuesta. Dos palabras:

Manda cojones...


1 comentario:

  1. Pues Muchas felicidades!!!!!! No importa lo que escribas porque siempre dices algo y a mi me has hecho reir con tus dos palabras del final....
    Tu sigue adelante que te seguimos para estar cada dia en Comunion.....feliz Corpus!!

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