jueves, 29 de septiembre de 2011

Se acerca algo especial...

Y éstos días han sido extraños. Largos, intensos, novedosos, distintos... Pero no me he pasado por aquí. No había nada grande que contar, o no quedó tan bien como yo deseaba... Quizás es que no quedan ganas de volver a escribir en diario como antes... Pero la verdad, es lo que más desearía ahora... Escribir aquí todo ello sólo supondría sincerarme a espacio abierto, aunque para las personas que realmente se han interesado en dirigirme la palabra los últimos días suponen mi estado de ánimo...

Ha habido muchas cosas, buenas, malas, extrañas, diferentes, deprimentes... Pero como me dijeron la semana pasada, el truco está en la indiferencia... Es la única manera de mantener las cosas equilibradas, sin complicarlas más, voluntaria o involuntariamente... Pero el dilema entra quizás cuando observas gente que te importa en tu misma situación... ¿Por qué no intentar ayudarles?

Las respuestas a esa pregunta son muy opuestas entre sí. La primera respondería a una de las cuestiones que quedó abierta en mi entrada anterior. Y es que la actitud cristiana debe de ser, al menos, mi seña de identidad, para ayudar a las personas que realmente me importan y se lo merecen... Y si es por lo que me propuse en la entrada anterior, ayudar a aquel amigo, creo que no tarde muchas horas en intentar enmendar todos aquellos errores... Pero esa respuesta sólo me consuela en el caso del que ya hablé.

Otro de los casos no se diferencia demasiado al anterior, sólo cambia algún papel... Ya relaté en junio lo importantes que son mis Colmenarienses para mí. Son un grupo de personas, con las que sólo estoy 7 veces al año, como mucho, y siempre SIEMPRE me levantan la moral. Porque son únicos. Porque ante todo siempre están dispuestos a ayudar en lo que sea, para apoyarte cuando estás mal, cuando tienes esas típicas crisis de existencia... Y tenerles lejos, me hace sentir débil. Porque no sólo es no poder mantener el contacto con ello, es el saber que por primera vez en año y medio, ellos no estarán a mi lado en una peregrinación, y el no haber tenido aún los motivos de su ausencia me crea dudas enormes... Y los poquitos que van, no lo harán en mi bus... Y lo tenía que decir, me decepciona, estaré ofuscado con ellos, no quiero menospreciar a los que serán mis compañeros, pero creo que el que lo escriba no descubre nada...

Aunque ésto no me debería afectar, ya que es una preocupación insignificante... Pero me gustaría de vez en cuando poder devolver algo de todo lo que me han dado...

Después de todo, estoy cansado... Mañana llega la peregrinación a Guadalupe, y parece que me he dejado esa previa que tanto deseaba escribir en el tintero... Pero bueno, lo que puedo decir es que va a ser la tercera vez que voy, y ésta vez tengo claro lo que quiero traerme... De primeras, quiero dar las gracias por el grandísimo regalo que recibimos el pasado agosto y ofrecer a ello el camino. De segundas, que las malas sensaciones se queden en Puerto de San Vicente, y no vuelvan a aparecer, que toda la felicidad que me traiga de Guadalupe sea mi bandera, que no sea algo efímero, sino perecedero, y que nada sea capaz de eclipsar la felicidad que sólo da Cristo. Y como tercer y último propósito, pedir y pedir por todas aquellas personas que no vienen, ya sea por enfermedades, despistes, depresiones, o simplemente, por falta de Fe; porque les ilumine la luz de Cristo y descubran que la felicidad no depende de un pequeño empujón, de una charla indirecta, que lo único que te da es ánimos sin un respaldo para enfrentarse a los verdaderos problemas...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Porque puedo. Primera preview de Guadalupe.

Ciertamente, la extensión de la entrada se me ha ido de las manos. Espero que sirva de testimonio para aquellas personas que realmente buscan mejorar. Y releyéndola me doy cuenta de que dejo flecos, que ya resolveré otro día, tiempo hay...

Título extraño para una entrada. Intentaré no extenderme con tonterías, pero la verdad, me hace ilusión teclear algo que me gusta. Ese título viene de unos momentos clásicos en los que disfrutaba de 1000 sms gratis a números orange (ahora no los disfruto porque no quiero, pero no tiene nada que ver...). Todo se remonta a una tarde en la que estaba hablando con Phiphe por Tuenti. Tras saludarnos, me preguntó que a qué hora quedábamos aquella tarde. Entonces se me ocurrió responderle por sms en lugar de en el chat. Lo que conllevo un "Pero tío, ¿por qué me respondes por sms si me tienes en el chat y con la conversación abierta?" a lo que mi respuesta fue "porque puedo". Y aquel fue el comienzo de grandes momentos, en los que le cortaba el rollo a base de sms en aquellos momentos tan inoportunos como absurdos, en situaciones tan complejas y dispares, que sería difíciles enumerarlas mal y pronto...

Pero el objetivo de esta entrada va más allá. No tiene nada que ver con ese tipo de gilipolleces que abundan en mi vida. Porque después de mucho tiempo, conseguí encajar el puzzle. ¿Qué la JMJ pasó? Sí. Y es cierto que, como a bastantes personas, ha hecho mella en mi esa sensación de vacío, de tristeza, resultante de un cambio muy brusco. Un cambio que sustituye la labor de entregar todo tu tiempo y tu salud a Cristo y a los demás, por la intención de agradecimiento, de recuperación... Creo que mis palabras se pueden malinterpretar por algunos, y que otros con los que he comentado se entienda claramente, pero... ¿Existe el equilibrio en este mundo? Un mundo de cambio constante en muy poco tiempo, donde parece imposible compatibilizar la Fe y todo lo que ello conlleva, con la sociedad actual, donde parece que aparte de no haber sitio para Dios, apenas hay sitio para las buenas obras? Porque eso es lo que parece. Sin darme cuenta he encontrado las palabras que estaba buscando. Pero me siguen quedando cosas por escribir...

En menos de 12 días es la peregrinación de nuestra diócesis a Guadalupe (Extremadura, no México xD). Es, con mis 16 años, la tercera vez que voy. Y aunque me conformo con el motivo que tengo para ir, no quiero guardármelo para mí. La primera, allá por 2009, fue el inicio de mi vida plena en la parroquia. Y simplemente, el impacto que me causó es tan indescriptible, que sólo cabe añadir que desde entonces no he faltado a ninguna. El año pasado fue distinto. La experiencia fue increíble. Fue repetir lo del 2009. Pero no fue lo mismo. Simplemente, iba atragantado de Santiago. Además, aquella peregrinación supuso el principio de la caída libre. Quini nos dio al grupo la última catequesis como seminarista nuestro, y fue una de las peores horas que he pasado en mi vida. Lo juro. Lo pasé tan mal, que en menos de 2 metros de distancia antagonizaban la peor cuestión/bronca sobre mi Fe que he recibido en mi vida y la hipocresía de algunas personas que más peso tenían en aquel momento de mi vida... La verdad, no me sirve como ejemplo para lo que pretendo con esta entrada, pues la maldición de Guadalupe la arrastré hasta enero debido a tantas historias absurdas, que de suceder hoy, ignoraría tan tranquilo... Y fue culpa mía aquella situación. Pero gracias a Dios, pude cambiar, y sólo son malos recuerdos de los que aprendí... Y ahora, ¡¡¡¡A ver si consigo escribir lo que quería desde un principio!!!!

Pienso con mucha frecuencia en la historia de un chico de mi parroquia. No diré su nombre por mantener un poco su privacidad (aunque no será por la gran popularidad de mi blog...). Pero este chico es MUY especial. Mi amigo nació por 1990, y tiene una enfermedad degenerativa que le ha ido entorpeciendo con el paso del tiempo. Nació con diabetes, y desde entonces, su enfermedad fue degradando hasta dejarle casi en su totalidad ciego y sordo. De que manera más sencilla lo he dicho. Pero siempre he crecido teniendo a esta persona entre mis amigos, y he visto como su enfermedad ha ido invalidándole más y más para la vida normal... Desde los 12 años se distanció de sus compañeros de curso, puesto que debido a sus problemas de visión y audición, no podía seguir las clases al mismo ritmo que los demás. Y tras mucho esfuerzo, ayudas de la ONCE y diversos cursos, este chico se logró sacar el graduado escolar. Se ha pasado más de 2 años de su vida intentando sacarse diversos módulos de los que, por falta de adaptación, no ha podido avanzar. Y actualmente sus sentidos decaen hasta tal punto, que apenas puede salir a la calle sólo con su bastón, o sin su madre. Me duele pensar que sus propios amigos le han dejado de lado debido a la inmensa carga que supone acompañarle y soportar su discapacidad. Y se me caen las lágrimas pensando que yo formo parte de esas personas que se excusan en su enfermedad dándole la espalda. Cuando él es un modelo de vida y de afán de superación. La manera que tiene de vivir la Fe es increíble. Porque hasta que su situación se lo impidió totalmente, esta persona ha estado yendo a todas las peregrinaciones que salían. Sufriendo. Y dando todo por Cristo. Enfrentándose a un desafío que para nosotros es sencillo y a sus pies es increíble. No he mencionado los problemas de equilibrio que tiene a causa de la audición. Pero este chaval se andaba sus 17 km de Javierada y sus 28 (¿o son 38?) de Guadalupe ciego y sordo. Y después de todo... Lo único por lo que es conocido es porque los niños (e individuos no tan niños de aquellos que no merecen ni ser mencionados) le señalen desde el otro lado de la acera por caminar con un bastón... Triste manera de acabar la entrada. Porque escribir que soy feliz siendo un buen cristiano y pasar de él como hago me llena los ojos de lágrimas y me preocupa a un gran nivel. Porque lo que entre todos le hemos hecho no es la actitud cristiana con la que deberíamos marcar la diferencia. Y lo que le engrandece aún más, él se niega a salir con nosotros porque se considera una carga. Y eso si que me dueel. Pero no pienso dejar que las cosas sigan por este camino. Por él voy a hacer Guadalupe. Y voy a preocuparme más en llamarle para que pase un rato con los que en todo momento hemos sido sus amigos. No sé lo que conseguirá esta entrada, pero desde luego, me gustaría que este triste testimonio que tanto se me ha alargado valiese para que alguna persona se animase a peregrinar. Porque a mí escribir ésto ya me ha dejado tocado. Pero creo que si estamos aquí y podemos formar parte de esta oportunidad tan grande que se nos presenta, debemos aprovecharlo descubrir nuevos horizontes y cambiar aquellos imposibles que se nos resistan... Más que porque puedo, porque podemos y debemos aprovecharlo...

Mencionar que ha sido Patricia quien me inspiro para abrir blogger y empezar a escribir, y aquí dejo su blog, MUY pero que MUY grande -> http://patricialopezsolera.blogspot.com/

domingo, 18 de septiembre de 2011

Escribiendo sin querer.

Hoy es un día especial. Porque hoy es el final de todo lo bueno (no quiero decir que lo que viene ahora vaya a ser malo, porque también promete, pero si va a ser menos divertido...). Mañana es la queridísima "Vuelta al cole", y con ella toca poner fin a todo lo que he hecho de este verano, uno de los mejores de mi vida. Me he molestado en revisar alguna entrada antigua, para intentar comprender mis sensaciones en aquellos momentos, sólo 3 meses atrás cuando empecé a escribir, pero tras los cuales he aprendido a defenderme muchísimo más como persona y a la hora de desenvolverme en cualquier asunto de la sociedad actual. Y entre todo, me he dado cuenta de que el blog lo creé para escribir cosas que, como de costumbre, me he dejado en el tintero. Y es que lo fácil y directo que es escribir en twitter ( <----- que ahí sale en el gadget) hace que me olvide del blog. Y a veces me olvido hasta de Twitter porque resulta más satisfactorio y sencillo guardarte el pensamiento, aunque luego corras el riesgo de olvidarlo...

La verdad, siempre pensé que el verano del año pasado sería difícil de superar, porque aunque tuvo sus cosas malas, ya sean discusiones, lloros, pérdidas, accidentes... El año pasado fue Santiago... Y Santiago fue demasiado Santiago. Y saber que tengo que continuar el diario que en agosto empecé me provoca más ganas de hablar de Santiago. Pero con lo que me quedo de Santiago (y sigo... aunque no sé porqué porque no lo debería tocar) fue con todo lo que me traje de allí. Porque me traje a las mejores personas que he conocido en mi vida y que forman un cimiento imprescindible en ella, porque reforcé la muy buena amistad que me unía a mis amigos de parroquia, y porque, lo más importante, la inyección de Fe que recibí en aquellos momentos, de la palabra de Don Joaquín, de Don Rafael, del cardenal Stanislaw Rylko (la influencia que ha determinado este hombre en mi día a día se merecería una entrada para él solo), y las miles de cosas que nos pasaron, y que ante ellas, sean buenas o malas, solo puedes agradecer a Dios su regalo, son el indicador de que aquellos 9 días fueron los mejores de mi vida, y que por muchísimas más cosas que haga, el punto de inflexión que supuso en aquellos días para mí, que tanto lo necesitaba, no cambio absolutamente por nada del mundo aquella experiencia, ni ninguna de las que actualmente son capaces de acercarme al Señor.

Y sin darme cuenta, he terminado escribiendo un relato no breve, y que poco tiene que ver con lo que quería escribir en un principio, que era el fin de semana que he vivido, y que a su manera ha servido para recordarme Santiago, el campamento de julio, o la JMJ. Pero sabiendo que ya tengo sobre que escribir, intentaré pasarme más a menudo por blogger, porque teniendo en mente esa fuerza que inspira mi sonrisa, siempre hay algo que decir...

lunes, 12 de septiembre de 2011

50 días WL

Las cosas pierden su sentido, así sin más. Te pasas tanto tiempo viviendo feliz, con tus altibajos, con un apoyo que está siempre ahí. Pero llega un momento en el que todo se acaba. Parece que lo único que querías de ese apoyo, que era su amistad, desaparece. Sin más. Fruto de un error, de una serie de malentendidos, pero sin más, se acaba. Y es algo que siempre me empeñé en negar, cada vez que pasaba lo mismo, cada vez volvía con más ganas de intentarlo. Pero no, amigo. Llegó un momento en el que me cansé de ser la voz cantante... Y estos últimos dos meses, simplemente he visto demostrada la teoría de que si yo no me molesto en hablarte, tú tampoco lo vas a hacer. Y no será porque yo esté enfadado, no. Puedo estar decepcionado, viendo como grito a todo el mundo lo mucho que necesito su compañía, pero no vuelve. Y realmente he visto como se vive. Aquí hay 2 respuestas posibles. La que habría dicho justo hace un mes, que es De Puta Madre y la que digo ahora, que es mal. ¿Por qué unas respuestas tan antagónicas?
Porque para que la primera funcione es necesario otro apoyo. Y es que el mes pasado no había apoyo, había un mundo. Había algo que ahora que se ha ido no lo volveré a vivir jamás. Y por cosas parecidas que pueda vivir, mejores o no tan mejores, no será como esta. Porque no se dará en el momento de mi vida en que era tan necesario. Sobre todo, para marcar un punto de inflexión tan importante en el desarrollo de mi vida...
Ahora, de ese apoyo sólo queda el recuerdo y la sensación de felicidad. ¿Qué digo sensación? La felicidad. Sólo que no la veo. Y no la veo porque las cosas van mal. Porque hay una persona insignificante en mi vida, insignificante porque no significa nada y porque no tiene ni educación, ni moral, ni respeto, ni sentimientos, ni siquiera sesera, porque vive en la amargura. Y esa persona insignificante se empeña en criticar aquel mundo que ilumino mi vida. ¿Qué coño pretende? ¿Eclipsarme? Pues no. No me pienso callar. No pienso dejar que las palabras con las que le cerraría la boca a semejante especimen sean las que me amarguen a mí. Y para ello, simplemente hay que escribir. Leerlo todo de nuevo, y ver que son cosas insignificantes. No sólo porque tienes la receta de la felicidad, y hay que agradecer ese don. Y sobre todo, por no dar el placer de que te vean sufrir a las personas que critican lo que no entienden...
Y por qué sinceramente, si tú no quieres escucharme, el papel no me va a ignorar. Y ya después, si quieres, lees y actúas.

-lo que he escrito en principio era una declaración de amargura ante la ausencia, pero recordar la JMJ me ha dado un subidón suficiente como para evitar que estas palabras terminasen mal. Aunque quiero desahogarme aún más, ya he acabado con esta sequía bloggera :) -*